En mi castillo construido de palabras, en el que soy la reina absoluta, sufro escuchando a Janis Joplin. Su voz se desgrana desde los auriculares a mis oídos, sangra su voz, baja en un torrente de notas directo hasta mi emoción. No se choca con nada, va a mi carne viva, a lo que siento y me sacude como una descarga eléctrica.
cómo pudo suicidarse? cómo es posible que la música y las palabras no la salvaran...
A veces pasa que las palabras se vuelven espadas, los silencios se vuelven dagas, las letras se vuelven espinas. Todo daña, todo destruye y no queda más que terminarlo.
Las propias palabras que dan vida, matan.
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