¿Cuántas emociones habitan un cuerpo, un corazón? ¿Cuántas remontan vuelo y se posan en el espíritu humano?
Preguntas que me invadían el domingo 02 de abril de 2023 cuando estaba sentada en un hermosísimo salón del Palacio Paz mientras disfrutaba de Tosca, la ópera de Giacomo Puccini. Gala Lírica presentó un tiempo de disfrute en el que fue desplegando emociones y nosotros, los espectadores, absorbiéndolas una a una.
Convertirse en "desplegador de emociones" es un arte sutil, delicado que pocos artistas son capaces de desentrañar con precisión. Estos "rara avis" traspasan con su arte el prisma de la belleza y descomponen las sensaciones en matices y colores, como si de la luz se tratara para envolver a los simples mortales que los admiramos en un cálido abrazo de hermosura.
Esa noche la música flotaba en el aire, brotaba de las cuerdas del piano de la maestra Susana Cardonnet y de las gargantas de Svetlana Volosenko, Fermín Prieto, Gabriel Rabinovich o Cristian De Marco, entre otros. Todos ellos interesantes desplegadores de emociones: los cuerpos vibraban, el nudo en el pecho, las ganas de llorar y de reír, el silencio y el sonido.... Sólo un palacio podría albergar lo majestuoso: un palacio hecho de historia, tiempo, música y emociones.