Niceto Club.
19 de diciembre de 2019.
21 horas.
Fito. Fito. Fito. Fito. Fito. Fito. Fito. Fito. Fito. Fito. Fito. Fito. Fito. Fito. Fito... Es lo que las gargantas gritan y aparece él. Fito Páez con el traje amarillo de titiritero, con las marionetas hechas de música, con las manos dispuestas para que vuelen por los teclados.
La locura se desata ante el "psicolélica star de la mística de los pobres" y los saltos ya no se pueden detener. Todo vibra. Todo suena. Y el titiritero expone sus marionetas una a una; suenan las guitarras, revienta la batería, las voces acompañan y todo va creciendo hasta el clímax cuando saca su marioneta mejor: antigua, sabia, dolorosa y empieza un "en esta puta ciudad todo se incendia y se va, matan a pobres corazones". Pero el titiritero miente aquí, en su fantástica mentira eterna de la belleza de las artes;
miente porque esa música no mata pobres corazones, sino que los revive. Renacen al escucharlo.
Brillante sobre el Mic, Dar es dar, El diablo de tu corazón, Mariposa teknicolor, entre otras.
Noche de canciones-marionetas que cobraron vida, noche de titiritero de trajes coloridos, de oyentes eufóricos, de recuerdos transformados en melodías, de retornos y de eternidades.
Y la música siguió hasta que todo volvió a quedar en silencio. El titiritero tomó su valija de música y salió dejando al escenario más triste y más solo de lo que estuvo antes de que él llegara.
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