¿Cómo se puede domar al huracán? ¿Cómo se puede encerrar al relámpago, acallar al trueno? Aunque parezca imposible anoche pude asistir a lo imposible. Sería tal vez porque era 19 del 9 del 19 o porque la voz de Celeste Carballo andaba suelta, arrasando a la ciudad de Buenos Aires.
El teatro ND Ateneo bramó con el furor de las guitarras que en un vendabal de acordes demostraban cómo debe sonar una banda de rock de verdad.
No faltó nada en este Chocolate Inglés, disco remasterizado, que nos fue regalado en un acto de generosidad enternecedor, y vuelto a presentar. Pero además: Me vuelvo cada día más loca, Querido Coronel Pringles, Sabemos que vuelvo pronto y más y más y más... Una canción tras otra, tras otra, tras otra como la tempestad descargando agua en un furor de guitarras, bajo, percusión.
Nada faltó: las nuevas generaciones, Flor Otero y Vale Acevedo para Una canción diferente y ya el rugido fue imparable.
Y en un punto, pensé en el poeta José María Heredia: "El huracán y yo estamos solos". En un punto solo fuimos la música y yo mientras se desataba la cadente tormenta de sonido a mi alrededor.
Nadie puede domar al huracán o encerrar el relámpago o acallar el trueno eso lo aprendí de la voz de un torrente de rock llamado Celeste.
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