¡La poesía tiene tantas formas! El que crea que la poesía solamente se construye con palabras está equivocado. Tal vez el disfrute total del fenómeno poético consista en saber descubrirlo en todo lo que nos rodea. Tristemente, vivimos en un mundo ausente de poesía, en una realidad prosaica, ordinaria...
El lenguaje poético -sea cual fuere- debería ser una opción válida, habitual. Todos deberíamos hacer valer nuestro derecho a contemplar la belleza.
Y en esta búsqueda de belleza y de poesía en lo cotidiano, me di de lleno, como si fuese un golpe de luz o de sonido, con un cantante que, hizo su versión de Mariposa de noviembre de Luis Pastor. Cantaba en la radio, sin música, sin nada más que su voz extraña, extrañísima, antigua, llena de matices y de silencios...
Desconocía su nombre pero quedé en el estado en que la poesía conmueve alguna fibra interna de mi alma. Fue una catarata de belleza, más bello aún por inesperado.
Investigue.
El cantor se llama Cristóbal Repetto.
Investigué.
Ya lo había escuchado antes en una canción de Lisandro Aristimuño.
Investigué.
Hace años que viene cantando con ese tinte de acero inoxidable en el que el tiempo juega un doble juego: rememorar la voz de antaño y brindarle una modernidad exótica a las melodías de siempre.
Investigué:
Me deslumbré.
Me enternecí.
Sonreí al destino porque ese día le había robado un poco de ordinariez a la nada cotidiana. Ese día, la belleza había triunfado de la mano de un Cristóbal que no es tan ilustre como el otro pero que también descubrió un mundo nuevo: un mundo en el que lo extraordinario toma forma de música y de poesía.
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