TE extraño al límite de lo imposible
al límite de lo inenarrable
al límite en que los objetos pierden sus formas
y las estrella, su brillo.
Te extraño imposiblemente, inútilmente
con la imposibilidad absurda de los barcos que están lejos
con la necesidad preñada de pesadillas.
Te extraño hasta que el extrañar deja de tener sentido
y se vuleve un sonido hueco, vacío, yermo.
Te extraño como te extrañaré siempre: lejano, ajeno, mío, distante, perdido.
Las palabras terminan confundiéndose en la voz, esa voz que a veces nadie esta ahí para escuchar. Pero los dedos sobre la piel como el lapiz sobre el papel no se detienen. Grandes y bellas palabras en su blog.
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