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sábado, 30 de abril de 2011

Tener o no tener.

¿Qué cosas poseemos en la vida? ¿Un objeto? ¿Una lágrima? ¿Un recuerdo? Vivimos en tiempos en que es necesario, imperioso, importante, fundamental poseer bienes que consuelen todo tipo de carencias y de soledades.

Tener o no tener. Poseer o no poseer. Ser dueño o no. Esas son las cuestiones. Mientras pensaba en lo que tengo y lo que no, apareció Benedetti en mi pensamiento:

Porque te tengo y no
porque te pienso
porque la noche está de ojos abiertos
porque la noche pasa y digo amor
porque has venido a recoger tu imagen
y eres mejor que todas tus imágenes
porque eres linda desde el pie hasta el alma
porque eres buena desde el alma a mí
porque te escondes dulce en el orgullo
pequeña y dulce
corazón coraza
porque eres mía
porque no eres mía
porque te miro y muero
y peor que muero
si no te miro amor
si no te miro
porque tú siempre existes dondequiera
pero existes mejor donde te quiero
porque tu boca es sangre
y tienes frío
tengo que amarte amor
tengo que amarte
aunque esta herida duela como dos
aunque te busque y no te encuentre
y aunque
la noche pase y yo te tenga
y no.

 

Soy una experta en pérdidas, eso lo he escrito muchas palabras y algunas lágrimas menos, más abajo; así que sé muy bien lo que es no tener. Tal vez el no tener me hizo libre. La libertad de no poseer ni ser poseída. Libertad pagada con tristeza, acuñada con angustias, construida con desplantes. Pobre de esta libertad mía.

Para hacer justicia al poema, no sólo aparece la idea de la pérdida, sino de la dualidad del amor, de la inseguridad del enamoramiento, de no saber si se tiene al otro o no. Pérdida, dualidades, ambigüedades… Podría inclinarme a pensar que esta es la esencia de la vida pero no me voy  a ocupar de eso ahora porque tengo frío y la noche pasa y te tengo y no…