viernes, 28 de julio de 2017

La venganza de Menmosine

Leí un artículo que decía algo así "la educación debe ser memorística, repetitiva y estructurada". Me asusté. Volvimos al pasado, pensé. Pero al pensarlo con detenimiento no pude dejar de darle algo de crédito. Es cierto que echaron a patadas a la memoria del proceso de Enseñanza-aprendizaje, ¡Fuera! Como perro malo. Desde hace años vengo escuchando: "no se debe memorizar", "es necesario asociar para guardar la información de manera organizada", "todo debe ser razonamiento", "los profesores no deben -en ninguna área- pedir nada memorizado". Matemos a la memoria; matemos, por lo tanto, a Mnemosine.
Como lo interesante de la enseñanza es pensar que todos podemos ser docentes porque todos fuimos a la escuela, me puse en esa postura, la de "no docente que sabe mucho de docencia" y pensé en mi propio proceso de aprendizaje. ¿Cuántas veces tuve que memorizar a lo largo de mi carrera escolar? ¿Cuántas veces tuve que memorizar mientras hacía la carrera? ¿Cuántas veces debí memorizar al preparar una clase? y luego... ¿Cuántas cosas SÉ porque las memoricé? La respuesta a todo eso es: siempre he usado la memoria aunque no me lo exigieran. Me tranquilizo. (Vuelvo a pensar como la docente que soy y no como la "como si")
Todos los conceptos de gramática, morfología, semántica, pragmática, Literatura, uso de la lengua, entre muchos otros (¡Ni qué hablar de las declinaciones del latín o los verbos polirrizos del griego!) los he memorizado desde los más sencillos (preposiciones, conjugaciones verbales, estructuras textuales) hasta las teorías más complejas -incluyendo los nombres de sus autores-. Memorizo títulos y autores de obras, poemas, inicios y finales de textos narrativos, frases de autores, citas de obras de teatro...
En definitiva sin memorizar la mitad de los contenidos se quedan afuera aunque los razone, los asocie, los comprenda. Siempre, al final, se necesita la memoria y la memoria en el sentido más tradicional: repetir hasta recordar. Mnemosine triunfa.
Tal vez no sea tan extrema la afirmación que leí. Tal vez me dedique luego a pensar en los otros términos y tal vez hasta los memorice.

Creatividad y copia

En el proceso creativo no intervienen los Hados o las Musas. El principal ingrediente es el trabajo. Inspirarse en la labor de otro es lo habitual. Crear desde uno mismo es el desafío y no se puede crear, inventar o imaginar si no se lee, no se escucha música diferente, no se admira un paisaje, no se reflexiona en los procesos propios, no se desconecta de lo cotidiano, no se mira más allá de lo evidente. Siempre hay otra mirada. Siempre. Lo complejo es encontrarla.