martes, 24 de agosto de 2010

Sigo a la luna que no me mira. Sigo a la noche que me persigue y me ata, me tortura, me desprecia. Sigo, implacable el hálito de tu perfume entre terrenos de bruma. TE persigo, te persigo. Pronto eentenderé, porque ya lo entiendo, que persigo una imagen inventada. Pero me gusta. QUiero seguirla. Cuando llegue la mañana, cuando llegue el sol, serás el recuerdo de una noche de fiebres y sudores, de deseos y humedades, Ahora sos una posibilidad y aún la disfruto, la degusto. Efímera, vacía, pronta a ser olvidada.

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